El principio no es nuevo: batir, mover la ropa, para que se lavé mejor. Nuestras abuelas ya lo hacían cuando no habían lavadoras en las casas. La ropa sale mejor lavada y más suave.
ECONOMÍA: Se puede reducir la temperatura del lavado (el 80% de la electricidad gastada en un lavado sirve para calentar el agua), hacer un lavado más corto, reducir la cantidad de agua gastada (hasta 30% menos), poner menos detergente y ya no hace falta utilizar acondicionador.
Suele costar unos 19 euros y no hace falta substituirlas, porque resisten a todos los detergentes y temperaturas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario